Iván Loaisa
Junior
El andaluz es un privilegiado porque vive a los pies de un puerto de más de 2.000 metros de altitud, kilométrico y con rutas absolutamente tranquilas donde no abunda el tráfico y el existente es muy respetuoso. Un paraíso para los ciclistas en la Sierra de Baza del Sistema Penibético. Un monte vecino de Calar Alto, mucho más mediático. Tal es el paraíso particular de este joven vecino de Caniles que llegó a la práctica del ciclismo seducido por sus vivencias en la categoría de escuelas. “Mi padre salía con la bici de montaña y alguna vez salí con él, fue él quien me metió un poco en el hábito de la bici. Un día, para probar, me llevó a una carrera de escuelas y me gustó mucho el ambiente. Me lo pasé genial. Estuve un tiempo corriendo como independiente, luego ya comencé con un equipo que montamos en el pueblo, en Caniles, y los dos años como cadete he estado en el Indeso de Jerez de la Frontera”, comenta un Loaisa que llegó a ser subcampeón andaluz de gymkana. En 2022 afrontó el salto a la categoría júnior ya en la disciplina de la Fundación Contador. “Me gusta ver ciclismo, en general, pero Alberto Contador me ha hecho disfrutar mucho con su estilo de correr. Siempre lo probaba. Era muy valiente”, explica un Loaisa que a la hora de definirse como ciclista apunta: “A esta edad me veo completo, me defiendo en todos los terrenos, pero sí es verdad que en la subida es donde mejor me noto. En la zona tengo buen terreno para entrenarlas. Al final al lado de casa tenemos la ascensión al Puerto de Escúllar, nosotros le llamamos ‘el límite’, y lo suelo subir bastante. Unos días hasta la mitad, otras veces hasta arriba, otra subo y bajo al otro lado para hacerlo al revés en una ruta que se te va a los 100 km con 2.500 metros de desnivel… Ocho o nueve veces al año acaba cayendo así”.