Un remozado GP Miguel Indurain para esperados retornos y ansiadas recuperaciones
22º GP Miguel Indurain
Estella/Lizarra – Estella/Lizarra (203 km)
Tras la gira italiana del mes de marzo, un compromiso en España. La Comunidad Foral de Navarra aguarda al EOLO-KOMETA Cycling Team con una nueva edición del Gran Premio Miguel Indurain que estrena categoría y reunirá a una gran participación para este debut. La prueba, que crece hasta los 203 kilómetrros, ingresa en la categoría ProSeries con 19 equipos participantes de los que nueve serán estructuras WorldTour.
La estructura ProTeam de la Fundación Contador acude con seis ciclistas: Vincenzo Albanese, Francesco Gavazzi, Arturo Grávalos, Diego Pablo Sevilla, Daniel Viegas y Luca Wackermann. Un equipo con algunos estrenos y varios retornos.
El Gran Premio Miguel Indurain supondrá el retorno de Gavazzi tras su caída, y obligado abandono, en el Trofeo Laigueglia. Pero también será el debut para Luca Wackermann. Será el primer dorsal para el corredor italiano desde que tuviera que abandonar el Giro de Italia en los últimos metros de la quinta etapa tras ser golpeado por una valla de la zona de meta impulsada por la corriente generada por el vuelo bajo de un helicóptero.
“¡Por fin! En unos días podré volver a competir. No veo la hora de volverme a poner un dorsal de nuevo. Me hubiera gustado hacerlo antes, pero tuve un pequeño problema en una rodilla, todavía derivado de las secuelas del accidente del Giro de Italia. Ya estoy totalmente recuperado y con muchas ganas. Mi estado de forma es muy bueno. El equipo va a salir a por todas en esta prueba, somos un grupo muy bueno”, aporta Wackermann.
Correr en Estella también será muy especial para el neoprofesional Arturo Grávalos. El riojano ha crecido deportivamente en el calendario juvenil navarro y durante su época juvenil ha podido correr en diversas pruebas en esta población. “Para mi Estella es como una tercera casa”, sonríe. “He pasado muy buenos momentos allí cuando era juvenil, hemos competido muchas veces y pelear por ganar en las metas del Paseo de la Inmaculada. Volver ahora como profesional supone un aliciente para hacerlo muy bien. El recorrido además no es fácil, es mucho más duro de lo que parece”.
Grávalos hace hincapié a un terreno sinuoso mucho más allá de las subidas puntuables, con muchos repechos y con zonas donde puede soplar el viento. Pero será en la parte final con el encadenado de Lezáun, Guirguillano, los dos pasos por el repecho de Ibarra y la subida a Erraul donde se resuelva la prueba. Desde Erául hasta la meta restan diez kilómetros y, entre medias, un paso por el repecho de Ibarra, un kilómetro con dobles dígitos.