Martín Barrero

El corredor del Principado, que encara su tercer año en la categoría, procede del Rias Baixas, donde ha permanecido las dos últimas temporadas, y destaca sobre todo por sus aptitudes para la montaña. Barrero, residente en Oviedo, se formó en la Escuela de Ciclismo Las Mestas de Gijón, desde cuyas estructuras dio el salto a la categoría sub23 con la formación gallega. “En 2022 solo pude correr la primera parte de la temporada, no pude coger continuidad por culpa de una neumonía y por un atropello que sufrí en el que me rompí una clavícula y me obligó a parar. Este año la cosa ha sido mucho mejor, sobre todo en la segunda parte. La primera mitad del año al final he tenido que encarar la adaptación que no pude culminar un año antes. En Vuelta a Ávila, en Vuelta a Salamanca y en Vuelta a Galicia me he sentido mucho mejor”. Su acercamiento al ciclismo tuvo un punto casual. “Me crié en un pequeño pueblo del Occidente asturiano, Fonteta, de vida tranquila. Y, lo típico, coges la bicicleta, te mueves por el entorno, juegas por allí… Un día pasó una marcha cicloturista por allí y me fascinó el ver esas bicis de carretera.  Así que me acabé haciendo de una y comencé a practicar ruta. Hasta el día de hoy”. Fonteta, muy cercana al límite con Galicia, se ubica en un entorno montañoso único, rico en subidas de entidad y de nivel. Una de las más célebres es el Pozo de las Mujeres Muertas. En un entorno como éste, era fácil que se encontrara más cómodo en las ascensiones. “Aunque la genética es caprichosa y ahí está Óscar Freire para confirmarlo”, bromea; “pero en mi caso, sí, me considero escalador. Siempre he destacado más en este terreno y siempre me ha gustado esa sensación de ir lo más rápido posible en ese terreno”.  Barrero cursa actualmente un grado superior de Gestión de ventas y espacios comerciales después de haber completado previamente otro de Química y salud ambiental.