Los últimos campeonatos italianos de Gavazzi: 18 años de emociones

Dieciocho años son mucho tiempo. A los dieciocho se alcanza la mayoría de edad, se puede obtener el carné de conducir y se puede votar. A los dieciocho, uno es un hombre, listo para enfrentarse a la vida. He aquí Francesco Gavazzi, dieciocho años, los que ha pasado en este mundo y montando en bicicleta. Y en dieciocho años, «Gava» ha visto muchas cosas: ha cambiado de equipo y de compañeros, ha trabajado para los campeones que han tenido la suerte de tenerlo en sus equipos, ha acumulado kilómetros. Y en sus dieciocho años de carrera, hay una prueba que nunca se ha perdido: los campeonatos italianos, que Gavazzi siempre ha corrido y que cada vez le han dejado un sabor especial. Nos habla de ello, de esta carrera, ya que al final de la temporada dejará el ciclismo y el de mañana será su último campeonato de Italia.

«Los campeonatos de Italia son, con diferencia, la carrera que más he disputado: en mis 18 años de carrera, no me he perdido ninguna edición: es una carrera especial, porque especial es lo que está en juego. El maillot con los colores de tu bandera, para llevarlo todo el año después. Y el maillot de campeón de Italia pesa mucho, somos una nación con una gran tradición ciclista y quien lo lleva en el pelotón siempre es visto con gran respeto. Hay carreras que siempre son capaces de emocionar, y los campeonatos de Italia son una de ellas».

¿Qué tipo de carrera habrá mañana?

He corrido todo tipo de campeonatos: completamente llanos, muy duros… pero lo que nunca ha faltado es el gran calor, y el año pasado en Apulia alcanzamos el máximo desde este punto de vista. Como decía, es una carrera particular por muchas razones, en primer lugar la alineación de los equipos es particular porque algunos salen con casi veinte corredores y otros con dos. Pero los equipos con pocos corredores suelen tener corredores muy fuertes porque son los italianos que corren en los WorldTour. Por eso es una carrera difícil de interpretar y gestionar tácticamente. He visto campeonatos italianos en los que llegaba la escapada y otros acababan en sprint: cada uno intenta interpretar la carrera a su manera, y por eso es fácil que haya sorpresas. Y esa es también la belleza de los campeonatos italianos.

¿Tiene algún recuerdo especial de los Campeonatos de Italia?

La edición que más recuerdo es la de Imola en 2009, que ganó Pozzato. Yo venía de una Vuelta a Suiza en la que había conseguido algunos podios, y estaba muy bien. Llegamos treinta corredores para disputar el sprint, y por orden de equipo tuve que esprintar para Cunego: él llegó tercero y yo cuarto, y estoy seguro de que aquella vez podría haber conseguido la victoria. Cada vez que pienso en los campeonatos italianos no puedo evitar acordarme de aquella vez en Imola.

¿El favorito de mañana?

Será una carrera difícil de interpretar, será muy selectiva porque el recorrido es muy duro y el calor se dejará sentir: ganará un escalador o al menos un corredor capaz de ir fuerte cuesta arriba. Mi favorito era Zana pero no estará, ahora el hombre a batir en mi opinión pasa a ser Ciccone.

¿Qué pensará en cuanto cruce la línea de meta?

En cuanto cruce la línea de meta pensaré que he dado un paso más hacia el final de esta vida. Pero estaré contento, porque estoy viviendo muy bien este pasaje: incluso en el Giro de Italia estuve muy sereno, estoy dejando el ciclismo exactamente como quería. Espero que sea una buena carrera: para mí, y para mis compañeros. Y espero que el Inter no venda a Onana.