La Milán Sanremo de Rivi y Maestri: una escapada de 260 kilómetros
Marquemos un número en nuestras cabezas: 260. Y no lo olvidemos, porque es un número importante, es un número que nos hace sonreír, es un número que nos enorgullece. 260 son los kilómetros recorridos en una escapada por Mirco Maestri y Samuele Rivi: una Milán-Sanremo casi completa al ataque, antes de dejar paso al espectáculo final de Van Der Poel, Ganna y Pogacar. Al igual que hace un año – Rivi seguía allí, junto con Sevilla – EOLO KOMETA honró la carrera monumental del ciclismo mundial rindiéndole homenaje con el duro trabajo de sus corredores, con el sudor de sus jóvenes.
Inmediatamente comenzaron 260 kilómetros de escapada, con Maestri atacando primero y siendo seguido después por Rivi para formar un pequeño grupo de siete corredores que tomaron la etapa y la defendieron hasta el ataque de Poggio. Y no fue fácil, al contrario: el grupo fue implacable y siempre mantuvo la escapada a tiro, nunca más de 3’30» de ventaja, y la obligación de ir siempre a tope para no dejarse absorber. Un esfuerzo enorme, recompensado por muchas horas de cobertura televisiva en directo y el aplauso de la gente.
El final fue algo maravilloso: los gigantes del ciclismo luchando por una de las victorias soñadas por todos, la de Van Der Poel. Y en el primer grupo de perseguidores, estaba nuestro Gavazzi: entre los últimos en descolgarse en el Poggio, el capitán hizo gala de una carrera para aplaudir. Un ejemplo para todos.
Samuele Rivi: «Quería esta escapada con toda mi alma, la necesitaba después de una Tirreno-Adriático en la que no he ido tan bien como me hubiera gustado. Evidentemente, la Milano-Sanremo me trae suerte, ya que el año pasado también estuve en una escapada todo el día. Por supuesto, fue difícil porque el pelotón nunca nos dejó espacio y siempre tuvimos que tirar a tope: pero estar delante en esta carrera es maravilloso».
Mirco Maestri: «Me di cuenta de que esta escapada se iniciaría inmediatamente, y de hecho ataqué a los pocos kilómetros, llevándome al pequeño grupo que tenía detrás con Samuele, que luego formó la escapada. El pelotón podría habernos dado un poco más de tranquilidad, no habría terminado de otra manera, pero al menos habríamos podido recuperar el aliento de vez en cuando. En cambio, siempre íbamos a tope, porque sentíamos el aliento del grupo en la nuca.
Stefano Zanatta: «Misión cumplida: hemos hecho lo que teníamos que hacer, meternos en la escapada con dos corredores y mantenernos delante hasta el final. Exactamente igual que el año pasado. Enhorabuena a todos».
