“A lo mejor perdemos en este camino una parte importante del ciclismo de los próximos años”
El impacto de la pandemia del coronavirus en el mundo del deporte está siendo ingente. El ciclismo, como parte de ese fenómeno deportivo, un acontecimiento con gran vocación internacional y un carácter marcadamente itinerante, no es ninguna excepción y dentro del mundo de las dos ruedas tampoco hay categoría o nivel que haya salido indemne de la espiral de suspensiones, aplazamientos e incluso recortes.
Con las medidas de desescalada impulsadas por las autoridades de diversos países, también algunos brotes verdes sobre la posibilidad real, factible, de que puedan celebrarse algunas competiciones. Especialmente, por un ámbito eminentemente nacional, la categoría sub23. Charlamos con el director del Kometa-Xstra Cycling Team sub23 Rafa Díaz Justo (Gerindote, Toledo; 1972) al respecto.
En el panorama amateur español se contempla un posible retorno a partir de agosto, con la opción de que incluso pudiera ser a finales de junio en el contexto geográfico del País Vasco….
Estos últimos días ha aparecido esta posibilidad en diversos medios de comunicación. Una buena noticia, sin duda; pero realmente solo viable por el momento para estructuras deportivas vascas. Desde el prisma del equipo sub23, pues somos una plantilla pequeña, se podría salvar de alguna forma la temporada, sin perder de foco lo excepcional de esta situación, si se puede volver en agosto y se puede tener un calendario que se extendiera también sobre septiembre y octubre. ¿En julio? Si fuera así me pellizcaría, me costaría creérmelo, pero ojalá pueda ser así.
Cuál sería el horizonte ideal de competiciones, ante los mimbres que se presentan actualmente…
Un calendario donde se hiciera toda la Copa de España y, aún a sabiendas de que se perderían muchas carreras por etapas, dos o tres vueltas. Un contexto donde nos podríamos sentir realizados deportivamente y donde podríamos darle presencia a los patrocinadores, que al final son los grandes perjudicados de toda esta situación.
Comentabas que ese retorno para finales de junio, siendo una buena noticia, plantea algún problema, alguna objeción…
Para los equipos vascos es completamente viable sin los datos de salud acompañan, como así parece. No lo es tanto para los equipos foráneos, de otras regiones. Primero, por el hándicap que supone viajar a Euskadi en el sentido de que aún no se sabe cómo vamos a estar para entonces. En el caso de nuestro equipo, por ejemplo, la sede está en la Comunidad de Madrid y desde allí parten nuestros vehículos y nuestro personal. A ver cómo está la movilidad. Y luego, mucho más importante, desde hace un par de años se aplican una serie de normativas donde se priorizan proyectos y equipos vascos, todo ello con un tope de 200 corredores. Ni los propios organizadores te pueden confirmar el número de participantes con antelación; si acudes, lo haces a sabiendas o con el aviso de que existe la posibilidad real de que puedas no correr una prueba a la que te desplazas. Yo, cuando salió esta noticia, llamé al hotel donde solemos alojarnos cuando competimos en Euskadi y nos dijeron, para mi alegría, que era posible reservar a día de hoy. Para nosotros igual lo veo un poco prematuro, no obstante.
¿Cuál es el ‘feedback’ que en estos momentos transmiten los organizadores de competiciones ciclistas en relación a los próximos meses?
La situación es complicada. Muchas competiciones y muchos equipos se sostienen en mayor o menor cuantía con dinero público. Y en el contexto actual eso es un problema en tanto que ese dinero ahora puede ser muy importante destinarlo a otras prioridades. Esa es una realidad. Veremos si cuando toda la situación, a nivel social, se normalice, veremos si las previsiones más negativas no se cumplen y realmente no volvemos a una situación complicada. A nivel mediático lo que llega, lo que transmiten, da un poco de miedo, de respeto. A nivel de competiciones, la sensación es que aún hay muchas cosas en el aire. A la espera de los acontecimientos. No es una tanto una cuestión de fechas, es una cuestión, sobre todo, o también, económica.
En el calendario nacional sobre el que se ha venido trabajando se incluían las pruebas no celebradas de la Copa de España de la categoría élite y un par de vueltas por etapas también han esbozado su celebración siempre y cuando la coyuntura lo permita…
La Vuelta a la Provincia de Valencia o la Volta a Galicia, ambas en septiembre, sí han confirmado que se celebrarían si no hay causas de fuerza mayor. Y estas, junto a Ronde de l´Isard francesa, recién movida a septiembre y también en nuestro calendario, y la Copa de España, son las pruebas oficialmente anunciadas a día de hoy. También está la Vuelta a Salamanca, aunque con la opción de que coincida con una de las nuevas fechas de la Copa de España, la del Memorial Momparler, y esto ya plantea problemas. Cabe la posibilidad, y esto es una opinión personal, de que haya organizadores que estudien seriamente no salir en 2020 de cualquier forma y asegurarse poder hacerlo en 2021 con todas las garantías.
Se habla mucho de las consecuencias que va a dejar el coronavirus en el ciclismo profesional; pero, ¿cómo ves el futuro del ciclismo amateur?
A los daños de salud ocasionados por el propio virus se le van a añadir los generados en la parcela económica. Es preocupante. Si desaparecen las carreras y lo hacen los equipos, el escenario es preocupante. A lo mejor perdemos en este camino una parte importante de lo que debería ser el ciclismo de los próximos años. Soy consciente de que es un pensamiento muy tremendista, muy extremo, pero también es bueno hacerlo, es bueno tener en cuenta que es una posibilidad que está ahí. El 80% de proyectos deportivos se sostiene con el apoyo de diputaciones, instituciones, comunidades autónomas… Y en ese sentido viene una época difícil.
Tanto al preparador Carlos Barredo como a ti os preocupa la incidencia un tiempo tan largo de inactividad ‘con dorsal’…
Nos preocupa mucho el recorrido deportivo de los ciclistas. Hablamos de la evolución de los corredores en una fase de crecimiento en la que no hay competición, sólo trabajo; es peligroso. Estos son años en los que deportivamente crecen muchísimo. De alguna forma se está capando ese crecimiento. Obviamente es por una situación sobrevenida, de salud pública, nada objetable al respecto. El campo amateur, sobre todo la categoría sub23, es un mundo donde las paradas técnicas en el crecimiento de los deportistas son muy complicadas. Puede afectar. Y pueden hacerlo mucho. A un deportista de una actividad de fondo como la nuestra, entrenando en un sitio cerrado, en estático, todo se le acaba haciendo duro. Es una situación extrema a nivel mental. Creo que después de esto veremos algunos casos en algunos ciclistas, de un ante y un después de ellos, alguna fase psicológica mala. Cuando vuelvan a rodar y no tenga las mejores sensaciones y todas esas cosas. Gestionar esto es complejo. Y reconducir una situación de gran adversidad es algo que está al alcance de muy pocos. Un ejemplo lo tenemos en el equipo: cuando Arturo Grávalos sufrió el accidente el pasado verano, hubo algún momento donde pensamos que no podría volver a correr. La lesión era muy importante, el daño era grande y estuvo medio año sin hacer deporte, con lo que eso conlleva a nivel físico o psicológico. Arturo lo ha hecho y en poco tiempo ha vuelto a ser completamente competitivo. Pero sin carreras, es difícil.
¿Y cómo se puede solucionar esa carencia?
Carlos y yo nos planteamos que, si al final no hubiera competiciones, tenemos que buscar una réplica de la competición a nivel de trabajo en los entrenamientos para no perder ese foco.
En el seno del Kometa-Xstra sub23 han sido periódicos los encuentros entre los corredores y el cuerpo técnico a través de las nuevas tecnologías de la información. Primero, de forma más individual. Después, más grupal. ¿Qué tal los chicos?
Con sus más y con sus menos, porque todos tenemos siempre nuestras cosas personales, la situación dentro del equipo ha sido muy buena. Todos los chicos están bien. Seguimos con contacto fluido, pero ahora es más colectivo. Así se sienten más cómodos, todo es más informal, más distendido. De uno a uno podría parecerles un examen, y no tiene que ser así. Con todo este tiempo que llevamos confinados, el testeo está siendo más que aceptable. Desde la semana pasada a la actual poco a poco van surgiendo pequeñas noticias que para los chavales son una maravilla. Poder salir a rodar por su municipio, dentro de su provincia… Y a partir de ahí han ido apareciendo muchas noticias seguidas que invitan a cierto optimismo.
¿La evolución de la pandemia y la evolución de sus consecuencias también abre nuevos escenarios de cara al futuro en lo que a concepción del proyecto se refiere?
Siempre hemos sido un proyecto que hemos apostado mucho por la juventud, con ese límite sub23. Es una situación especial, sobre todo para corredores de mucha calidad. Sería un crimen no darles un apoyo en estos tiempos tan complejos. La idea que nos transmite la dirección del proyecto, la idea en la que se trabaja de cara al futuro, es que de esta crisis hay que salir bien posicionados. Y con ello reforzar el proyecto, trabajar para que la plantilla en 2021 pueda ser más amplia, potenciar este proyecto. La edad no será determinante a la hora de tomar decisiones, como hasta ahora, por una cuestión de excepcionalidad. Lo seguirán siendo los criterios deportivos, obviamente.